Alonso 'sorprendió' a su propio coche con un pilotaje 'demasiado' bueno
Era la vuelta decisiva de la Q2, la que podía darle a Fernando Alonso el pase a la ronda final, cuando en Pouhon, una gran curva en bajada en la que el cuello soporta 5G, perdió potencia de forma inesperada. "¡No power, no power!", reportó el asturiano por la radio.
Resulta que la causa de tal contratiempo no estuvo en un fallo del motor, propiamente dicho, sino en que Alonso, que no había pasado por esa zona sin levantar el pie del acelerador en todo el fin de semana, sí lo hizo en esa vuelta jugándose el tipo y arriesgándose a un posible accidente.
¿Y por qué el motor no respondió a su exigencia? Pues porque durante el fin de semana, se toman datos en cada curva para la recarga de energía y se archiva cada vez que el piloto acelera (se registra como una señal de entrega) y cuando levanta (se registra como momento de recarga).
Todo eso queda conformado en un mapa ideal para optimizar cada Julio de energía eléctrica disponible y su uso en el momento preciso, pero debe ser corregido por los ingenieros, el de motores y el de sistemas, que tiene que prever si puede darse una circunstancia anómala en ese mapa.
Con ruedas nuevas, la goma acumulada en la pista, Fernando Alonso pilló a su coche en renuncio gracias a un pilotaje por encima del que esperaba su electrónica, sin que nadie previera que podía ser así.
Unas mejores manos de las que esperaba el coche y sus ingenieros, le arruinaron a Fernando el pase a la Q3, donde además había contado con la ayuda del rebufo que le prestó Stoffel Vandoorne (sancionado con 65 puestos de penalización), en la zona de la recta de Kemmel, justo después del famoso Raidillon. @marca